Alma y cuerpo. Abstracción ideal, la primera; materia, el segundo. De todas formas, no es lo mismo hablar de uno y otro que de psique y carne. Es difícil incluso decir simplemente carne, sin romper con el tono de la mayoría de diálogos. Se apela, sin más, a la sangre, al pálpito tibio de la vida, a su capacidad de tensión, o al frío gris de la muerte. En cierta forma, se supone, la palabra apela al instinto, sin misterio alguno.
Hablar de carne compromete como si de entrada nos instara al desgarro, por detrás del desnudo y sus implicaciones estéticas, directo a lo crudo y en lo brutal, con lo elemental: un ámbito delicado, por decir lo menos. Si bien no tiene nada de peyorativo.
Gabriela Bodin nos enfrenta con la carne, a través de la psique. Tejido y materia, trama palpitante. Nos toca…