Recuerdo, hace unos años, haber asistido a una conferencia; dos pintores intervinieron. Uno de ellos tomaba las preguntas del público como únicamente dirigidas a él, y así, de turno en turno fue extendiendo un discurso bastante complejo; explicaba con citas y alusiones, todo cuanto supuestamente decían sus lienzos. Cuando tocaba ya la última intervención del público, le pregunté al otro pintor –que hasta ese momento apenas y había hablado, permaneciendo en tranquilo silencio–, si por su parte realizaba todo ese vuelo reflexivo para pintar. No, dijo, así de simple, y acabó la conferencia…
Aquí, los cuerpos son espacios, secciones para un color, superficies haciendo las veces de objetos; las texturas, por otra parte, obedecen al juego que conduce, una y otra vez, a la comunicación entre interior y exterior.
Hay, aparte de un clima, un ritmo, una frecuencia…
Los impulsos son múltiples. Básicamente surge todo de una imagen. Pero son varias las fuentes. De mi entorno, más cercano, básicamente.
Claro, también está el cine, aunque no resulte muy obvio… Está. Lo mismo que ninguna escena se congela, ni los cuadros de Hopper, por ejemplo, están en primer plano en Hitchcock.
Empleo también fotografías. Las tomo yo. Y cuando no, cuando son de alguien más, las intervengo siempre.
Y la música… Las sensaciones que esta evoca.