Corazón y pulso: Conversación con Linda Arkelian
Con Juan Pablo Torres Muñiz
[Traducción del inglés por Roberto Zeballos Rebaza]
Vivaz y ágil, también de palabra, Linda marca el paso y nos conduce, ligeros, de un lado a otro de la estancia; esta se expande, luego se abre y toma finalmente forma también de camino: Ante nosotros, al andar, una historia compleja de influencias que fluye en más de un sentido a la vez: cada imagen, desde una ventana, a una rama, brilla como nueva vertiente, partes todas de un tejido más complejo. La vida como vocación.
A partir de mi experiencia constante con el arte, mi percepción del mundo ha cambiado. En la pantalla de mi mente se hallan imágenes simples y verdaderas de la naturaleza transformadas en composiciones del corazón. En inglés la palabra art (arte) se encuentra dentro de la palabra heart (corazón), y el corazón es la fuente de mi arte…
Como también, su receptáculo y el lugar donde la vida sin artificio, fragua en experiencia comunicable. El asunto es cómo reflexiona cada persona, y cómo lo hace el artista, especialmente cuando la articulación de éste depende tan ampliamente del cuerpo.
Resulta curioso. El cuestionamiento del arte se desarrolla a través de la comunicación de una experiencia auténtica, veraz, no obstante, abstraída y, en tal sentido, ficción, la que se logra a través de las técnicas de una disciplina en específico, a través, como suele decirse, también, del lenguaje particular de un arte.
Hay quienes experimentan una alteración de la consciencia por medio de la ayahuasca. Mi inmersión en el arte me ha proporcionado visiones de una realidad onírica. La antigua conexión con el mundo onírico inspiró mis primeros trabajos. Mi viaje consiste en permanecer en la realidad de los sueños. Espero que las personas que observan mi trabajo permanezcan lo suficiente dentro del sueño para preguntarme a mí o sí mismos, cómo hace sentir dicha experiencia, y porqué se desarrolla de esa manera.
Mi danza y mi fotografía son, las dos, intuitivas. Toco a la naturaleza y la naturaleza toca mi espíritu.
El artista es responsable de que su obra sea elocuente; en tal sentido, y siempre que declare como autor, las explicaciones respecto de su obra en tanto acto, de los procesos desarrolla y los procedimientos de que hace uso, apenas le son exigibles; de hecho, le obligan a reflexionar lejos de la refracción que se da a través de su misma persona para alumbrar la obra, y fijarse más bien en el reflejo de sus actos en el marco del entendimiento común, para lo que uno debe tomar la posición de transductor, intérprete ya no para uno mismo, caso en el que sería espectador o lector, sino para los demás, al amparo de un marco institucional o a través de su misma constitución.
De todo esto, la invitación a representaciones más abstractas, que no idealistas, de los actos del artista, al caso, en cuanto a danza: Dibujar en el tiempo, desafiar la ausencia de una sustancia en que perdure el trazo: directamente a través del asombro, a juego con la memoria: elevando la consciencia del espectador a medio y clave. Incluso como un lienzo. Y todo, a partir de, por, con y a través de música.
El movimiento, el flujo de energía y la fluidez son los rasgos que caracterizan mi trabajo en danza, fotografía, películas y dibujo. Movimiento, energía, fluidez son tres dimensiones de una fuerza vital efímera, que genera ideas creativas y expresiones de emoción.
Desde esta perspectiva, el lenguaje corporal se presta, acorde a la bien definida vocación, a la mayor profundidad alusiva, pero constituirá simultáneamente, aún con la más elemental figura, frontera, límite, definición. Y he allí el riesgo, el peligro de la falla. El cuerpo hace un trazo imborrable.
En mi fotografía y en mis películas lo que la imagen esconde es más importante para mí que lo que es revelado. Lo que está escondido gatilla la imaginación del observador y enfatiza lo subjetivo por sobre lo objetivo. En un eclipse solar la luna oculta una parte del sol para el observador de la tierra.
Eclipse, título de una de mis películas de danza, muestra a los bailarines colocando sus cuerpos entre la camera y la fuente de luz; la idea es que creen así (metafóricamente) un eclipse de su ser interior emocional.
La conexión es clara: Luz por voz, sombra por silencio. Y la comunicación solo se completa con el receptor. (Con la música desde luego, es casi literal.)
Talento y trabajo quedan de manifiesto, ante todo, con la decisión de qué se dice, ofreciendo sentido, y qué se calla, provocando conforme a éste.
También expreso emociones por medio del contraste de luz y oscuridad, y la manipulación de la saturación del color.
La visión humana evolucionó transitando rutas cognitivas experimentadas como emoción. En la lucha por la supervivencia entre las antiguas especies, el discernimiento de peligros entre el follaje ayudaba a seguir con vida. El poder emotivo de las amenazas, así como las posibilidades visuales del contento, dieron forma a nuestro potencial para experimentar el impacto emocional del arte. Así, los fundamentos del arte, luz/oscuridad, y color son tipos básicos en la condición humana.
En efecto, las emociones son importantes, muchísimo. Del mismo modo que lo son ciertos impulsos y reacciones, por ejemplo, el miedo. Éste nos permite ilustrar mejor el asunto: funciona como una alarma. Una alarma de incendios no nos dice en qué lugar exacto de un recinto se ha generado el fuego, ni porqué ni mucho menos nos indica cómo operar para extinguirlo; entonces, debemos apagar la alarma y actuar racionalmente. Pero es claro que ninguna reacción inteligente pudo brotar sin el llamado de auxilio ni la comprensión inmediata de su gravedad. Así, las emociones se disparan y deben ser reconocidas para, luego, ser gestionadas racionalmente: Opera la técnica para articular el vuelo de la pasión, digamos, le brinda mayor potencia y, más importante, verdadera capacidad de cuestionamiento. Así es, asombra recién como arte, bajo la forma de uno en particular.
Pero, cuidado. Como ya dijimos, el artista no atiende categorías ni clasificaciones al momento de la realización de su arte; en efecto, fluye a través de sus instrumentos, cuan vivamente le permite su destreza, entregado a dar vida a la visión que fragua a través de su cuerpo, de su psique y su razón, más allá de la simple mecánica.
Nuestros cerebros, nuestras mentes, nuestras estructuras cognitivas evolucionan con nuestra edad. La evolución es física… rutas neurológicas se bifurcan en el camino. Cada individuo sigue una propia ruta.
Mi percepción del tiempo y el espacio tanto en las artes visuales como en la danza es visceral. En el dibujo raramente mido los miembros o los rasgos faciales; establezco su tamaño al ojo. Una fluidez intuitiva guía mi arte. En la danza, mi musicalidad no está medida por el conteo, sino por un ritmo basado en el latido de mi corazón.
De artista…
[De las fotografías:
1) y 5) Yvonne Chew
3) David Cooper
2) y 3) son obra de Linda Arkelian.]