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Juan Pablo Torres Muñiz

Como un virus: Gestión de la persona VS manipulación idealista

Cientos, miles de vídeos cortos en pantalla, uno tras otro. La sed de mensajes positivos, esperanzadores, idealistas, complacientes: insaciable. La potencia del estímulo audiovisual es clave, pero no en el sentido que cree quien ve los cortos y espera mejorar algo o, de plano, cambiar su vida. Su brevedad, también. Por otra parte, quienes desean vivir de veras, según dicen, una transformación, desconfiados de su voluntad y capacidad propias, prefieren dejar la pantallita y acudir en vivo a cursos y seminarios de supuestos gurúes e investigadores, ninguno con tan siquiera un trabajo validado por la menor asociación científica, pero con el crédito de miles de pulgares arriba en redes sociales.

A la luz: Sobre Comienza Cabot Wright, la novela de James Purdy

Es verdad que, cada cierto tiempo, la obra de James Purdy es reivindicada, pero también que a continuación y casi de inmediato, se la echa de vuelta al olvido. Esto se debe quizá a que su carácter, la visión que refleja en ella, obliga al lector –como ante una gresca inevitable– a tomar partido, cuestionando su época, cualquiera sea esta, pero más todavía a sí mismo, cualquiera sea su edad y experiencia. Certeros puñetazos, más que empujones o tirones de la camisa: el lenguaje de Purdy, áspero, denso, es enormemente efectivo; conecta y sacude de inmediato lo más delicado, esa fragilidad tras el punto que, además, pareciese elegir con especial malicia. Asesta, en permanente movimiento, frases y oraciones; de ello que, en lugar de un matón agresivo, nos veamos ante un ligero púgil, de gran maña y sangre fría. Su obra representa el desafío de la cruda calle, desnuda de pronto, sorprendente, dolorosa, si anduvimos demasiado tiempo haciéndonos de la vista gorda: es la luz sobre la sombra, que siempre pudimos encender, por la que alguien ha venido por fin a preguntarnos. Comienza Cabot Wright es un buen ejemplo de todas estas cualidades.

Cuestión de cuestionar: Sobre el arte como situación comunicativa

La salida más fácil para salir del paso en defensa de ideas aventuradas, carentes de sustento a propósito de un tema complejo, es apelar a la supuesta inexistencia de acuerdo sobre definiciones al respecto, inclusive a su imposibilidad, relativizarlo todo. El afán de hacer pasar por válidas posiciones improvisadas nos ha conducido a situaciones cuanto menos curiosas, no obstante, muy aprovechables para quienes saben de qué forma se orientan tanto el consumo de productos como el de servicios, quienes además saben lo fácil que es intervenir en favor de la industrialización de diversas actividades a través de la educación y los medios de comunicación. El arte es, quizá, el mejor ejemplo posible: un gran negocio.

En materia: Conversación con Eloy Tizón

Bien sabemos que, respecto del arte como situación comunicativa, así como del oficio mismo del artista, el comentario del crítico se distingue bien del comentario del autor de obra en tanto tal. Detrás del juicio de este último –siempre que prefiera dejar de lado la crítica rigurosa, mas no por eso, de ningún modo, el rigor de su juicio, amparado además en la elocuencia de su propio trabajo–, hemos de reconocer, siempre, una serie de asociaciones tácitas detrás de cada oración. Conversar con Eloy, cuya narrativa, sobre todo sus cuentos, importa tanto, aunque debiera de sonar más aún en el ámbito hispano, a la par de más allá, representa una oportunidad como pocas de abordar ciertos asuntos con la certeza de hallar nuevas luces. Aparte el disfrute de su cordialidad.

Corazón y pulso: Conversación con Linda Arkelian

Vivaz y ágil, también de palabra, Linda, como siempre, marca el paso y nos conduce, ligeros, de un lado a otro de la estancia; esta se expande, luego se abre y toma finalmente forma también de camino: Ante nosotros, al andar, una historia compleja de influencias que fluye en más de un sentido a la vez: cada imagen, desde una ventana, a una rama, brilla como nueva vertiente, partes todas de un tejido más complejo. La vida como vocación.

¿Cabe?: Sobre el espacio de la crítica en medios

Hacer crítica implica ofrecer el sistema de ideas que justifica el juicio propio a nueva crítica. ¿Qué espacio requiere esta forma de comunicación? ¿Qué tiempo, también? Hacer crítica implica necesariamente la exposición del sistema de ideas del que surge el juicio de valor que se enuncia, finalmente, respecto del objeto de crítica; por lo tanto, el asunto de la extensión de la crítica es sin duda importante, sobre todo en relación al que se le ofrece, digamos, en medios. Sea que se desarrolla en una situación comunicativa con personas en vivo, en un texto escrito, sonoro o audiovisual, la crítica requiere –permítaseme la figura–, merced de su profundidad, de mucho más espacio/tiempo que un simple comentario o una reseña; ninguno de estos requiere más que la exposición de una causa inmediata, apenas razonable y cuya validez se ofrece, en el mejor de los casos, como materia de discusión sólo al margen.

Del quehacer en el límite: Conversación con Jorge Eduardo Benavides

La escritura como oficio dista mucho del hábito, de la manía y de la práctica con otros fines, el catártico, por ejemplo, más allá de que últimamente se publique por igual de todo. Más allá, la literatura es arte y como tal dista de la mera realización de una vocación comunicadora, mucho más todavía de la simple expresión; en lugar de registrar hechos, de transmitir información o confirmar ideas, la obra literaria es elocuente en una visión del mundo que cuestiona al lector, en un contexto determinado, respecto de la que tiene del suyo propio.

Luces al desvío: Sobre obras de Joni Mitchell

La misma Joni Mitchell declaró, en su momento: Siempre he pensado en mí misma como una pintora desviada por las circunstancias… A propósito, caben ciertas notas: ¿cuánto se desvió en realidad, de la realidad? ¿Es posible que la propuesta original de un artista de su talla, pueda extraviarse significativamente al paso de una a otra forma de expresión, siendo el caso que domina ambas –salvando, desde luego, las distancias entre una y otra– con probada solvencia? ¿En qué medida una misma forma de sensibilidad específica, principal, al caso, la visual, pervive nítidamente por una u otra vía? Joni comentó también, en otra ocasión, que un admirador le dijo pintas imágenes en mi cabeza, lo que para ella significó un elogio especialmente significativo.

Continuidad de la visión: Sobre obras de Gustave Caillebotte

Ver no conlleva más misterio, no literalmente; es de por sí, sin embargo, maravilloso. Uno ve, en efecto, lo que tiene ante sí. Pero visualiza justamente lo que no es posible de ver «a simple vista»; de hecho, lo hace visible por medio de algún procedimiento o a través del empleo de algún dispositivo, inclusive la imaginación. Así, uno ve efectivamente por medio de la vista, mientras que uno visualiza en la medida en que fragua ante sí una representación. ¿Qué media en este caso sino el prisma de la propia visión, esta vez como concepto en su acepción más compleja?